Ana Diasprotti Benso, vocal titular de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), dialogó con Ciudad de Culto sobre el paro docente reciente y el descontento del gremio con el aumento ofrecido por la -administración porteña, cuyo incremento -insisten- que sigue por debajo de la inflación. Además, la dirigente denunció el “hostigamiento” en las escuelas a través de la desinversión en infraestructura y la baja calidad de las viandas.
Balance del paro y el aumento salarial
¿Cuáles son las sensaciones después de este ofrecimiento de aumento? Hay un 64% acordado en tramos y se suma ahora este 8% para mayo. ¿Cómo lo recibe el gremio?
Ojalá pudiéramos estar felices, pero la realidad es que no es así. En la ciudad más rica del país nos siguen dando ofrecimientos que van por debajo de la inflación. En realidad, aquí no hubo ningún acuerdo, sino que se hizo una mesa salarial donde fuimos a ser informados. El Gobierno de la Ciudad nos impone lo que ellos deciden unilateralmente porque no hay paridad en la negociación. Solamente nos llaman después de que hacemos medidas de fuerza.
¿Cómo quedan los números hasta el momento?
Nosotros tenemos una inflación acumulada en el mes de abril del 31,2%, y a esa misma fecha, los aumentos solo llegaron al 28,65%. Es decir, que estamos con un 2,55% abajo. El aumento del 8% para mayo y 9% para junio se basa en una inflación proyectada, pero la situación económica es muy complicada y la realidad nos puede volver a dejar por debajo. Por eso pedimos que la mesa salarial quede permanentemente abierta.
¿Y qué dice el Gobierno de la Ciudad sobre su pedido de revisión permanente?
Se resisten todo lo que pueden. El diálogo es muy difícil con este gobierno. Por eso terminamos esta semana teniendo que llamar a una medida de fuerza. Además, ellos nos descuentan cada día que hacemos paro, incluyendo parte del presentismo. Es perverso: te dan la razón con el aumento, pero te castigan por haber hecho el paro.
Más allá de lo salarial, ¿qué otras problemáticas están sufriendo en el ámbito educativo?
Es un hostigamiento permanente desde todos los frentes. Sufrimos la desinversión en infraestructura y la subejecución del presupuesto en educación. Las condiciones de trabajo son cada vez peores. Un ejemplo de esto es que ahora estamos con más de 100 escuelas con invasiones de ratas. ¿Por qué? Porque antes se hacían desratizaciones una vez por mes y ahora se dejó de invertir. Esto tiene que ver con un proyecto de desprestigio de la educación pública.
¿Cómo están con las viandas escolares?
Hemos sufrido una baja presupuestaria alevosa para todo lo que es comedor y viandas. Antes, los chicos recibían entrada, plato principal y postre. Ahora solo tienen un plato y una fruta, y el agua. Y la calidad es cada vez menor, porque a los concesionarios se les paga muy poco por chico.
¿Hay dudas sobre la calidad nutricional de esa comida?
Sí. Las cantidades de proteínas, carne, etc., cada vez disminuyen más. De hecho, hay familias que mandaron a analizar medallones que les dan a los chicos y descubrieron que la mayoría de lo que tenían adentro eran cosas que no alimentaban, como almidón o harina con saborizante. La situación es muy preocupante, porque nosotros necesitamos que, como mínimo, los acuerdos salariales empaticen con la inflación y que la desinversión cese.
